domingo, 25 de septiembre de 2011

La soledad y yo


Hay días como hoy en que la soledad me abruma. Quizás sea la nueva primavera que ha llegado con sus tibiezas y sus colores, o tal vez, que el amor asoma a mi ventana pero no puede llegar más cerca y entonces yo me siento presa entre estas paredes que forman la caverna en que convertí mi casa para huir del ruido y del mundano devenir de los días y el futuro, que nunca lo es para mí, como no lo es el presente, porque para mí sólo es cierto lo que he vivido, el pasado, sólo en el pasado sucedieron las cosas más bellas de mi vida y también algunas... decididamente dramáticas.
 Pero todas fueron en el pasado y tanto si fueran felices como dramáticas siempre estuve acompañada, nunca estuve sola y me refiero del año dos mil para atrás, porque fue hace exactamente doce años que comencé esta etapa de soledad que sólo esporádicamente la viví en compañía, solo así, de vez en cuando y lo peor de todo es que en algunos de esos años hasta hace tres viví la soledad absoluta en una cama de hospital, en una terapia intensiva, que es la peor soledad, la de todo lo que hace que un ser humano se sienta tal y comience a sentirse sólo un objeto, un cuerpo desnudo al que cuidan sí, pero únicamente en sus funciones vitales, no existe allí ni un ápice de expresión emocional. En las terapias intensivas es como si uno aunque no tuviera una experiencia cercana a la muerte, igualmente el espíritu desapareciera (por lo menos para los demás, médicos y enfermeras sobre todo y más aún si son del SANATORIO GÜEMES de Buenos Aires) y uno se transformara en un cuerpo inerte, en prácticamente una persona muerta a la que hay que revivir, o una persona en coma a la que hay que mantener con vida, pero no se le da ni un sólo gesto de cariño o de sensibilidad, así son ellos y así tratan a la gente en esos lugares.
 Desde que estuve en ese tenebroso lugar es que quedé así, con un inmenso miedo a volver a enfermarme y a dejar todo porque todo significaba posibilidad de recaer y tener que reingresar a ese depósito de personas enfermas que es el SANATORIO GÜEMES DE BUENOS AIRES = DEPÓSITO DE PERSONAS= COMERCIANTES SIN ESCRÚPULOS, como también todas las OBRAS SOCIALES que con ellos contratan y no les importa nada todo lo mal que tratan a los pacientes con tal de seguir cobrando los médicos que lo hacen sus infames coimas.
 Eso fue lo que me hizo tanto daño y me arrepiento de no haberles hecho juicio de daños y perjuicios por el mal que me hicieron, tuve mucho miedo después que salí de allí y eso trajo muchos perjuicios a mi salud anímica, podría haberlo probado todo. Pero no importa, ya tendrán su castigo en otro juicio que es el que más vale, quien sabe no lo estén sufriendo ya algunos de esos matasanos que hay allí.
 Estuve un rato conversando con mi hija y como siempre me hizo bien, me siento mejor, su conversación me alegra, está tan llena de alegría y de energía mi linda nena que me contagia, por eso la extraño mucho cuando no está o cuando como ayer no puedo hablar con ella porque estuvo todo el día con una amiga. Es lógico y normal que esto suceda y yo lo apruebo totalmente pero eso no quita que extrañe las conversaciones que ambas tenemos.
 Bueno, creo que empecé con que me abruma la soledad pero ya no la siento tanto después de haber charlado con mi hija, aunque... igual... me encantaría que el hombre que amo estuviera más cerca de lo que está de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario