lunes, 22 de agosto de 2011

Soledad y ausencia de amor


Tengo que reconocer a esta altura que la soledad sin amor es realmente la que más se siente y duele.
Mientras uno está acompañado aunque sólo sea a la distancia, pero con sentimiento, del auténtico, del genuino, de ese que se siente y se percibe hasta en pequeños detalles, la soledad hasta es disfrutada, buscada, necesitada sino para verlo por lo menos para pensar en el ser amado o para recordar momentos pasados juntos.
 Pero cuando todo eso ya no existe, cuando todas esas sensaciones forman parte del pasado y una se encuentra con que la soledad no tiene asideros de dónde tomarse para no serlo tanto, cuando estar sola no significa una necesidad de privacidad para desparramar por todos lados nuestros sentimientos felices de amor correspondido, entonces, aunque elegida, aunque buscada, comienza a tornarse triste y la soledad y la tristeza no son amigas.
 La soledad tiene que estar llena de otras cosas, sin serlo de personas, de actividades, de satisfacciones personales, pero sobre todo tiene que estar llena de amor. Sinceramente no creo que no pueda existir amor sin convivencia y sin estar juntos periódicamente, soy muy sensible y me alcanzan las palabras y las comunicaciones de todo tipo para sentirme feliz y sentir al ser amado cerca mío, pero cuando esto no se da, entonces la soledad deja entrar a la tristeza y con ella entran a mi corazón todos los sentimientos que me agobian el alma, la ausencia de amor a la vida sobre todo, que es lo más peligroso, porque con ella viene la depresión que ya es una enfermedad y muy difícil de poder controlar cuando se instaló en nosotros.
 Así están las cosas ahora en mi vida, reina soledad y falta de amor, quién sabe qué pasará conmigo.

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